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La Evolución y el Significado de los Espacios Verdes Urbanos: Mejorando la Habitabilidad desde la Antigüedad hasta las Ciudades Sostenibles

Los espacios verdes como parques, jardines comunitarios o plazas son oasis en medio de las ciudades; actúan como pulmones llenos de oxígeno dentro del bullicioso ritmo del paisaje urbano actual. No son meramente lugares de esparcimiento y recreación, sino que contribuyen fuertemente al bienestar y la calidad de vida de los residentes tanto física como mentalmente.

En este sentido, sabemos que la habitabilidad es la combinación del nivel y la calidad de vida en un lugar particular, como un vecindario. Abarca una amplia gama de factores que impactan significativamente el bienestar y la satisfacción de las personas. Un aspecto vital de la habitabilidad es el medio ambiente: el aire limpio, la calidad del agua, los espacios verdes y los entornos naturales son fundamentales para la habitabilidad urbana. Además, la accesibilidad peatonal de un área juega un papel crucial, asegurando que los residentes puedan acceder fácilmente a servicios esenciales y espacios recreativos, mejorando así su vida diaria.

El concepto de espacios verdes en las ciudades se remonta a las civilizaciones antiguas. En la antigua Mesopotamia, había jardines y parques amurallados que servían como espacios recreativos y como muestra de riqueza y poder de los gobernantes (i.e. Jardines Colgantes de Babilonia). Durante el Imperio Romano, los jardines y parques públicos eran comunes en las ciudades, y se utilizaban habitualmente para el esparcimiento, reuniones sociales e incluso discusiones políticas. Los romanos comprendían la importancia de la vegetación para la salud pública y el bienestar. Sin embargo, no fue hasta el Renacimiento que los jardines y parques públicos comenzaron a resurgir en las ciudades europeas, influenciados por los ideales clásicos de equilibrio, belleza y armonía con la naturaleza.

El concepto moderno de espacios verdes urbanos comenzó en el siglo XIX durante la Revolución Industrial: la rápida urbanización y el crecimiento de las ciudades llevaron al hacinamiento, la contaminación y las malas condiciones de vida. Algunos visionarios como Frederick Law Olmsted, quien diseñó el Central Park en la ciudad de New York, abogaron por la creación de parques públicos para brindar a los habitantes de la ciudad un respiro dentro del paisaje industrial urbano. Otro ejemplo fue el Barón Haussmann, quien jugó un papel crucial en la transformación de París. Su proyecto de renovación incluyó la creación de amplios bulevares, nuevos parques y plazas y el mejoramiento de la infraestructura sanitaria. La modernización incluyo la demolición de barrios marginales que se consideraban superpoblados e insalubres y su reemplazo por espacios abiertos.
A finales del siglo XIX, Ebenezer Howard creó el concepto de Ciudad Jardín, con el objetivo de combinar los beneficios de la vida rural y urbana, evitando sus respectivas desventajas. La primera ciudad jardín, Letchworth, se fundó en 1903, seguida por Welwyn Garden City en 1920.

Hoy en día, los espacios verdes urbanos giran en torno a los conceptos de diseño urbano sostenible, integrando elementos naturales en los entornos urbanos para mejorar la calidad de vida de los residentes. El urbanismo verde, por ejemplo, se enfoca en crear ciudades en armonía con la naturaleza mediante la incorporación de cubiertas verdes, jardines verticales y parques urbanos. Por el contrario, el diseño urbano sostenible emplea una variedad de otras estrategias destinadas a crear ciudades resilientes y respetuosas con el medio ambiente.

La Importancia Vital de Contar con Espacios Verdes Accesibles
La accesibilidad a los parques dentro de una corta distancia se alinea con el objetivo de la ciudad de 15 minutos de crear vecindarios caminables y accesibles para bicicletas. Fomentan actividades al aire libre, que pueden mejorar la salud física y mental, proporcionando un lugar para la relajación, el ejercicio y la interacción social, promoviendo una mayor calidad de vida. Además, estos espacios al aire libre fomentan las interacciones sociales y el compromiso comunitario, ofreciendo oportunidades para socializar, practicar deportes, asistir a eventos y construir un sentido de inclusión.

Desde el punto de vista ambiental, los espacios verdes ayudan a reducir la contaminación del aire, mitigar las islas de calor urbanas y apoyar la biodiversidad, todo lo cual es esencial para hacer las ciudades más sostenibles y resilientes al cambio climático. Además, las plantas y árboles en áreas urbanas actúan como sumideros de carbono, absorbiendo dióxido de carbono y ayudando a reducir la huella de carbono general.

Finalmente, los espacios verdes mejoran la belleza y el atractivo de los vecindarios, haciéndolos lugares más agradables para vivir. Esto puede llevar a un aumento en el valor de las propiedades, atrayendo negocios, inversiones inmobiliarias y más residentes, impulsando así las economías locales.

Superando Desafíos
Las ciudades y los vecindarios enfrentan muchos desafíos en su camino hacia la consecución de un estándar más sostenible y habitable. Las áreas urbanas con frecuencia luchan con la disponibilidad limitada de terreno y los precios exorbitantes de la tierra, lo que presenta desafíos significativos para designar espacios para parques y áreas verdes. Esta escasez y alto costo del suelo hacen cada vez más difícil crear y mantener espacios verdes que son esenciales para el bienestar urbano y la salud ambiental.

La planificación urbana efectiva y las regulaciones de zonificación son cruciales para incorporar espacios verdes en los diseños de las ciudades. No obstante, las leyes de zonificación obsoletas o excesivamente restrictivas pueden obstaculizar el desarrollo de nuevas áreas verdes, limitando las oportunidades para mejorar los entornos urbanos y promover el equilibrio ecológico. Además, involucrar a la comunidad y asegurar que los espacios verdes satisfagan las necesidades y deseos de los residentes puede ser desafiante. Es importante involucrar a la comunidad en el proceso de planificación y diseño para crear espacios que sean bien utilizados y apreciados. Al combinar una planificación urbana reflexiva con la participación comunitaria, las ciudades pueden superar estos desafíos y fomentar áreas verdes que contribuyan al bienestar tanto de las personas como del medio ambiente.

Crear y mantener espacios verdes a menudo presenta un desafío significativo porque las administraciones de las ciudades generalmente carecen de fuentes de financiamiento sostenibles para apoyar estas iniciativas. Este problema se ve agravado por las prioridades presupuestarias competidoras, las limitaciones económicas y la necesidad de planificación e inversión a largo plazo. Además, la conciencia pública y la defensa de los espacios verdes pueden variar, influyendo en el nivel de apoyo político y financiero que reciben estos proyectos. Las asociaciones público-privadas, las organizaciones sin fines de lucro y las organizaciones comunitarias pueden desempeñar un papel crucial en el cierre de la brecha de financiamiento y garantizar la sostenibilidad de las iniciativas de espacios verdes.

High Line Park: Transformando una Línea de Ferrocarril Abandonada en un Oasis Urbano Sostenible
High Line Park es un ejemplo notable de intervención urbana y transformación de una línea de ferrocarril de carga elevada abandonada en un vibrante corredor verde urbano, que combina elementos históricos con diseño contemporáneo para crear un espacio público funcional y sostenible. Su extensión es de aproximadamente 2,33 kilómetros (1,45 millas) desde la calle Gansevoort en Meatpacking District hasta la calle 34 cerca de Hudson Yards. Actualmente, el parque es propiedad de la Ciudad de Nueva York y es mantenido, operado y programado por la Asociación Friends of the High Line en conjunto con el departamento de Parques y Recreación de la ciudad.

High Line se construyó originalmente en la década de 1930 para transportar mercancías, incluyendo carne, materias primas y productos manufacturados, desde West Side Blocks hasta las fábricas situadas en Manhattan. El lecho elevado original del High Line formaba parte del Proyecto de Mejoramiento del West Side, motivado por el descontento debido a que los ciudadanos resultaban heridos y muertos por los trenes de carga que viajaban por las avenidas 10 y 11.

En la década de 1980, el lugar estaba en desuso y destinado a la demolición debido al auge del transporte de contenedores. En 1999, la organización conservacionista sin fines de lucro Friends of the High Line abogó por su preservación y transformación en un parque público que fue aprobado por la ciudad. El parque se abrió en diferentes etapas, comenzando con la primera sección en 2009, desde la calle Gansevoort hasta la calle 20 Oeste. En 2011, se abrió al público la sección 2, desde la calle 20 hasta la 30 Oeste. Más tarde, la Comisión de Planificación de la Ciudad de Nueva York aprobó una enmienda al texto de zonificación que permitía la construcción del tercer segmento, y la sección 3 se abrió en 2014, desde la calle 30 a la 34 Oeste.

El proyecto integra conceptos sostenibles, incorporando espuelas y vías ferroviarias originales dentro de los lechos de plantación. La selección de vegetación, árboles y plantas prioriza especies nativas, tolerantes a la sequía y de bajo mantenimiento. El ecosistema proporciona alimento y refugio para especies de vida silvestre, incluidos polinizadores nativos. El sistema de riego por goteo, que refleja los conceptos de diseño de techos verdes, permite que los lechos de plantación retengan la mayor cantidad de agua posible. El intrincado sistema de drenaje reduce el drenaje de aguas pluviales hasta en un 80% y atenúa el flujo de exceso de agua hacia el sistema de alcantarillado.

High Line Park, New York City, New York (Foto: Adobe Stock)
High Line Park, New York City, New York (Foto: Adobe Stock)


La intervención llevada a cabo en High Line ha tenido un impacto profundo en el crecimiento económico y la revitalización de los vecindarios que atraviesa. Esta transformación es evidente en varias áreas clave:

  • El valor de la propiedad ha aumentado sustancialmente, atrayendo una inversión inmobiliaria significativa.
  • Los esfuerzos de revitalización han transformado áreas como el Meatpacking District, y se han desarrollado nuevos proyectos inmobiliarios como Hudson Yards.
  • La presencia de instituciones culturales como el Whitney Museum ha enriquecido el paisaje cultural de la zona.
  • El nuevo desarrollo inmobiliario ha atraído nuevos restaurantes y bares, estableciendo un ambiente de entretenimiento vibrante que define el encanto del área.

Sin embargo, uno de los impactos negativos del proyecto es la gentrificación. El aumento en los valores de las propiedades y los alquileres causó el desplazamiento de pequeños negocios y residentes de larga data, lo que genera preocupaciones sobre la equidad social y la cohesión comunitaria.

En resumen, los espacios verdes son esenciales para las áreas urbanas, ya que mejoran la sostenibilidad comunitaria. La planificación eficaz del uso del suelo, como en el caso del proyecto High Line, es fundamental, especialmente en los barrios más desfavorecidos. Mediante un enfoque colaborativo, las asociaciones público-privadas, junto con los planificadores urbanos y la comunidad local, pueden replanificar terrenos en desuso, impulsar el desarrollo económico y promover el bienestar de los residentes, asegurando así ciudades sostenibles.

Fuentes
Urban Green Spaces: Sustainability Benefits & Challenges
Introducing the “15-Minute City”: Sustainability, Resilience and Place Identity in Future Post-Pandemic Cities
Cohen, Steven. “The sustainable city”. Columbia University Press, 2017.
History | The High Line

Smartcity Expo Santiago

Santiago, Chile

24-26 Julio 2025

La Smart City Expo Santiago 2025 se llevó a cabo del 24 al 26 de julio en el Centro Cultural Estación Mapocho, en Santiago, Chile, reuniendo a planificadores urbanos, responsables de políticas públicas, líderes comunitarios e innovadores tecnológicos de toda América Latina y más allá.

La sesión inaugural marcó un tono contundente, reafirmando el compromiso de Santiago con el desarrollo inclusivo, la resiliencia urbana y el poder transformador de las políticas públicas para forjar futuros habitables. El tema central de este año, “Recuperar la ciudad para la gente: un desafío compartido,” convocó a enfocar los esfuerzos en recuperar los espacios urbanos para impulsar la equidad, el bienestar y la sostenibilidad.

Además del evento principal, se desarrollaron cuatro foros especializados que abordaron aspectos interconectados del urbanismo habitable: Movilidad y Planificación Urbana, Ciudades Seguras y Resilientes, Restaurar la Naturaleza en la Ciudad y Vivir Mejor. 

El Congreso Internacional, organizado por FIRA Barcelona, presentó conferencias magistrales, estudios de caso y laboratorios colaborativos, garantizando una plataforma dinámica para el diálogo y el intercambio de conocimientos.